Antes de hacer efectivo el cambio, debes asegurarte de que en tu empresa existan o no posibilidades de mejora. Hablar con tu actual jefe y comunicarle tus inquietudes puede abrirte nuevas puertas sin necesidad de irte de la empresa.
Es importante que en el nuevo trabajo el ambiente entre los compañeros sea positivo. Una buena relación supone un estado de ánimo más alegre y motivado, por lo que es un aspecto que no debes pasar por alto.
La mala relación que puedas tener con tu jefe no es motivo de peso para abandonar el trabajo y buscar una salida. Sin necesidad de cambiar de empresa, puedes gestionar un cambio de departamento o grupo.
Escucha a tu círculo más cercano. Tus amigos y familiares pueden ofrecerte con su opinión distintos puntos de vista que harán que decidas habiendo valorado todos los escenarios posibles.
A pesar de que no estés a gusto en tu trabajo actual y despertarte cada mañana sabiendo que tienes que ir sea un suplicio, no te tires a la piscina si sabes que esta vacía. Es esencial que hayas tanteado el terreno y cómo está el mercado laboral, porque puede ser que abandonar tu trabajo te lleve a una situación anímica peor que la actual.
Si finalmente decides a cambiar de trabajo, informa con tiempo de ello. Así tu empresa podrá resolver la situación y encontrar otra persona que ocupe tu puesto. Además, sería muy bueno que colaborases y ayudarás, si fuera necesario, a formar al nuevo trabajador en el puesto.
Antes de hacer efectiva tu marcha no olvides agradecer a tu antigua empresa todo este tiempo que has pasado allí. Nunca se deben cerrar puertas, porque quizá esta nueva etapa no transcurra tal y como creías y tengas que regresar a casa.
Fuente: Forbes.es