Fuente: iProfesional
Muchas veces lo que creemos que es lo mejor que nos puede pasar, es lo peor que nos puede pasar, como ganar un buen sueldo y que esto no nos brinde toda la satisfacción que anhelábamos", plantea el doctor Marcelo Suárez, especialista en Medicina Interna y Conductas Saludables (MN 73796).
Según el especialista, lo primero que hay que saber es que lo que pretendamos ganar en un trabajo no es solo plata, es también recursos relacionados con nuestra elección de vida. "Si el trabajo solo lo elegimos por el sueldo es mucho más fácil tomar la decisión de renunciar cuando aparezca otro de mi agrado a pesar de un menor salario", remarca.
Guillermo Miguenz, psicólogo social y comunicador aocial, responsable de las Divisiones Formativas Quilmes y Consultora Dinamo, se suma a esta idea. "Lo primero que debemos preguntarnos es nuestro para qué, una pregunta que no nos solemos hacer porque siempre ponemos como variable más importante el dinero".
Según él, es importante hacer un listado de aquellos aspectos que sí son relevantes: ¿me da tiempo? ¿me permite desarrollar mis pasiones? Son estos puntos los que nos permiten dar cuenta de si tenemos o no que cambiar de trabajo.
Por otro lado, dice el psicólogo social, en la postmodernidad hay una rama de la psicología que plantea integrar el trabajo al ocio, donde todo tiene que ser disfrute. "Esto no es posible ya que nadie puede tener un momento de placer constante y llevar eso al trabajo. Y no se trata de cambiar lo que no me gusta, sino de generar un entorno distinto donde estoy. Solemos cambiar muchas cosas porque no detectamos qué queremos".
En la misma línea, Miguel Alfonso Terlizzi, presidente de hucap, manifiesta: "En todas las empresas hay buenas personas, profesionales, jefes, y también, todo lo contrario. Por ende, debemos tener en claro, en primer lugar, cuál es nuestro objetivo profesional y personal, qué busco en esta nueva empresa o nuevo proyecto laboral o como emprendedor, qué tiene la misma para ofrecerme que no lo tiene mi empleo actual, cómo impactará en mi vida el cambio de empleo y ver que los impactos sean mayoritariamente positivos".
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Animarse al cambio
Si bien los motivos para plantearnos un cambio pueden ser muchos, los más comunes son: la falta de motivación; la necesidad de un cambio de aire; de una mejora en la calidad de vida; sentir que hemos llegado a nuestro techo; o la falta de valoración. Y estos puntos, necesariamente, desencadenan en ciertos síntomas que funcionan como indicios de que es tiempo de animarse a salir de nuestra zona de confort.
La desmotivación laboral es perjudicial para ambas partes, es decir, la empresa cuanta con un colaborador que no está dando lo mejor de sí y, por ende, esto impacta en su productividad. Como contrapartida, al colaborador, que no está conforme con su trabajo, puede significarle "una carga" y esto impacta en su salud física y emocional.
"El estrés causado por las diferentes situaciones que puedan presentarse en el ámbito laboral, tiene manifestaciones físicas y emocionales en nuestro cuerpo, es el denominado burnout laboral", explica Miguel Alfonso Terlizzi. El estado de equilibrio saludable es condición necesaria (aunque no suficiente) para que los resultados extraordinarios, además de equilibrados, sean sustentables para una organización.
El trabajo nos ocupa más de la mitad de nuestras vidas, no generemos, con una mala elección laboral, esa sensación de pensar que la vida es muy larga. Si bien es cierto que esfuerzos, broncas, cansancio, mal humor, siempre existirán en cualquier ámbito laboral, no tiene que ser en forma permanente.
"Nuestro trabajo es aquel que fortalezca nuestro objetivo: vivir más y mejor, y en definitiva eso no tiene que ver con lo material exclusivamente. Recordemos que la vida es ese tiempo que pasa inexorablemente, mientras nosotros hacemos cosas que nos desagradan", enfatiza Suárez.
Los japoneses lo simplifican con una palabra: Ikigai (propósito de vida). "Ese es nuestro mejor salario", concluye Suárez.