¿Cómo es el presente de la consultora?

Desde hace dos años, estamos atravesando un camino que es el de dejar de ser una agencia de PR para pasar a ser una consultora estratégica de comunicación. Primero hubo un cambio cultural interno, para empezar a vernos nosotros mismos como una consultora, así como un cambio generacional muy fuerte. Hoy somos una oficina sub-40, algo que quizás otros pueden ver como una desventaja, pero que es todo lo contrario. 

¿Qué rol ocupa el cliente en ese cambio? 

Tenemos 16 oficinas en 13 países y la experiencia que cosechamos en otros lugares es el modelo a seguir, sobre todo en Europa. El desafío es que nuestros clientes piensen la comunicación de otra manera. Les mostramos que el objetivo no tiene que ser solo la publicación en un medio, sino que hay otros canales, formatos y formas de comunicar. 

Las nuevas tecnologías.

Sí, porque cambiaron el escenario y, si bien aún hay mucho por analizar y resolver, hay que animarse a dar el paso. Todo el mundo habla de transformación digital, pero primero tenés que tener un cambio cultural. Así como hay clientes más preparados o más predispuestos, hay otros que están cómodos y no quieren cambiar tan rápido como el sistema lo demanda pero, en el año y medio que estuve a cargo de la dirección, hemos encontrado buenos casos. 

Trabajan con empresas de consumo como Nestlé, P&G o Nespresso, hasta Microsoft, Telefónica y laboratorios. ¿Cómo es manejar un portafolio tan variado? ç

Es divertido y aprendés mucho. Cuando trabajé en Turismo Nación, tuve a cargo la promoción de Argentina en mercados lejanos y, mientras hacía una coordinación diaria en un mercado como Singapur, a la par viajaba a Australia o China. Una vez que ingresé a la consultoría, vi muchos paralelismos con esa época y aprendí algo vital: acá hay que sacarse y ponerse un chip constantemente.

¿Algún rubro en el que les gustaría pisar más fuerte?

Como plan para el 2019, queremos trabajar con el sector energético, industrial y financiero, sobre todo por la transformación digital que está viviendo y donde hay una gran oportunidad. Tenemos clientes en esos sectores con los que sumamos expertise, pero queremos poner más foco.

¿Y por qué motivos rechazarías a un futuro cliente?

Desistimos cuando no nos queda muy claro cuál va a ser nuestro rol, no se entiende bien qué espera el cliente de nosotros o los resultados que espera no están atados a las normas de transparencia que tiene nuestro código de ética. No se puede decir a todo que sí por una remuneración, y eso es algo que durante el año pasado se debatió mucho con algunas consultoras del sector. Tenemos que empezar a poner nuestras condiciones y tener más cuidado.