Fuente: Ambito
Se entiende por profesión “la actividad habitual de una persona, generalmente para la que se ha preparado, que al ejercerla, tiene derecho a recibir remuneración o salario ”. Por otro lado, está la definición de gestión de riesgo que “es un enfoque estructurado para manejar la incertidumbre relativa a una amenaza a través de una secuencia de actividades que incluyen la identificación, análisis y evaluación de riesgos ”. Teniendo ambas definiciones, es posible relacionarlas.
De más está decir que vivimos en una época signada por la aparición de riesgos emergentes. Hace dos años que estamos atravesando la pandemia del COVID 19, y este año las empresas y sus áreas de riesgo están empezando a ver que esta problemática comienza a perder relevancia. Su impacto y probabilidad de ocurrencia se están reduciendo. Sin embargo, transitamos tiempos en que la velocidad de los riesgos se ha multiplicado.
Todavía no se logró salir completamente de la pandemia, y otro riesgo emergente acaparó la atención mundial, como es la guerra que se está llevando a cabo en Ucrania. De un día para el otro, esta situación afectó a las empresas, los commodities subieron, se impusieron sanciones comerciales, las compañías que comercializaban con Rusia o bien con Ucrania veían sus operaciones interrumpidas, y empresas que repentinamente debieron irse de esos mercados. Este nuevo riesgo está generando una serie de impactos que todavía no es posible dimensionar.
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Por lo tanto, la administración de riesgos se ha vuelto una actividad imprescindible para las empresas, y no debe ser una actividad aislada. Es importante tener una estructura permanente dentro de la organización que se encargue de monitorear los mismos, y no sólo por los riesgos emergentes que son extraordinarios (pero que últimamente se han hecho habituales), sino por otros riesgos que hace tiempo que están presentes en las organizaciones y que deben gestionarse: ciberseguridad, impacto tecnológico, obsolescencia, teletrabajo, impacto ambiental, y muchos más. Estos temas han tomado una relevancia que hace que las empresas deban diseñar estructuras destinadas a su seguimiento, análisis, y gestión.
Para establecer una apropiada gestión de riesgos se define un proceso que consta de las siguientes etapas
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Establecer los objetivos estratégicos de la organización,
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Identificar los riesgos que pueden impactar en los objetivos estratégicos definidos,
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Analizar/Evaluar (los riesgos identificados anteriormente),
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Determinar la Respuesta a los riesgos identificados,
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Desarrollar/implementar un plan de mitigación de riesgos,Monitorear el plan y los riesgos emergentes,Reportar los resultados.
La gestión de riesgos ya se ha vuelto una profesión. Estos son habituales, y las empresas requieren de personas que estén analizándolos, mitigándolos, y anticipándose a los mismos las 24 horas del día. Este tipo de tareas requieren de personas que tengan un conocimiento específico en la materia, ya sea por su desempeño en áreas específicas de una organización, o bien por haber incorporado conocimientos en análisis y/o gestión de riesgos.
El presente está repleto de riesgos, mucho de ellos conocidos, y otros que tal vez en este mismo momento se están “incubando”. Es por lo que las empresas deben tener profesionales capacitados que ayuden a lidiar con los mismos. Este es un desafío presente de cualquier organización que quiera sobrevivir.
Docente del Departamento de Administración y Recursos Humanos de UADE.