Tener una idea para crear un negocio es, por supuesto, el punto esencial para comenzar un emprendimiento. Pero para darle forma concreta al proyecto, el tema fundamental es el dinero para lograrlo. Esa es la etapa que decide el futuro de todas las startups y las estadísticas son crueles: el 90% no prospera. Todas las empresas requieren una inyección de fondos inicial que les permita operar, idear prototipos y dar los primeros pasos en el mercado. Incluso cuando no se trate de un monto grande, tanto en la Argentina como en el resto del mundo, ese es un momento crucial para el desarrollo de un emprendimiento. Pero particularmente en nuestro país, conseguir financiamiento representa siempre un desafío especial.
El panorama "está muy verde", sostiene Mark Paul Ramondt, director de Estrategia de la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA). Aunque hay algunos incentivos derivados de la ley de emprendedores sancionada en 2016, como beneficios fiscales para quienes inviertan en startups y proyectos varios, el desarrollo de un esquema de financiamiento demora tiempo.
"El riesgo es altísimo. El 90% de las startups fracasa. Si te metes en ese terreno, tenés que contemplar eso."
-Francisco Coronel, fundador y socio de NXTP Labs.
Ramondt considera que el ecosistema emprendedor argentino está “en los primeros pasos" en lo que se refiere a tener fuentes sólidas de financiamiento. Sin embargo, admite que hubo una pequeña evolución en el último tiempo. "Cuando se quejan de la situación, siempre digo que son pasos. Esto en Silicon Valley no creció de un día para el otro. Están 30 años adelantados", señala.
Con él coincide Francisco Coronel, socio y cofundador de NXTP Labs, una de las principales aceleradoras del país. "El Gobierno tomó como eje de política el fomento al capital emprendedor, pero estas cosas no son tan rápidas y ágiles y no se va a vislumbrar en el corto plazo una afluencia de capital para startups, pero esto es un proceso de largo plazo", analiza.
Fondos corporativos como el de MercadoLibre y "fábricas de compañías" como la cordobesa Incutexson algunas de las fuentes de financiamiento disponibles en la Argentina. También hay una larga lista de incubadoras. Sin embargo, esto es apenas el comienzo.
"Lo vemos bastante incipiente. Nos estamos moviendo muchísimo y estamos educando inversores tradicionales para que entiendan cómo funciona la inversión de riesgo", describe, por su parte, Valentina Terranova, miembro de la aceleradora mendocina Embarca. Esa aceleradora está dando recién los primeros pasos, pero ya recibió un muy buen puntaje en la convocatoria del Fondo Aceleración del Ministerio de Producción de la Nación.
Alto riesgo
La Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (Arcap) es otra organización interesante, que intenta nuclear a los distintos inversores. Hay poca gente privada que invierta en emprendimiento, no solo en la Argentina sino también en el resto del mundo. Pero en este país hay, además, una baja cultura de inversión productiva. "Solo el 4% de los argentinos invierten en la Bolsa y ahí hablamos de empresas estables", recuerda Ramondt.
La Argentina queda bastante relegada si se compara con los fondos que se interesan por startups de México y Brasil. El 52% de las inversiones internacionales en la región fueron para Brasil y el 17% para México, según datos de la Latin American Private Equity; Venture Capital Association (Lavca). Nuestro país viene recién en tercer lugar, con el 11%.
Incluso dentro del propio país la cultura de inversión en emprendimientos también es baja. Así lo sostiene Coronel, quien considera que eso es producto de años de una economía cerrada en la que la actividad inversora en general "fue muy pobre". Además las startups representan una opción de altísimo riesgo y no todos están dispuestos asumir la incertidumbre que representa apostar por una compañía de temprana edad. "El riesgo es altísimo. El 90% de las startups fracasa. Si te metes en ese terreno, tenés que contemplar eso", explica.
"Nos estamos moviendo muchísimo y estamos educando inversores tradicionales para que entiendan la inversión de riesgo."
-Valentina Terranova, miembro de Embarca.
Sin embargo, para Coronel, las inversiones no deberían tener tanto en cuenta el contexto macroeconómico como el valor agregado de la economía a base de disrupciones tecnológicas y de la transformación digital. "El mundo corporativo está atravesando la amenaza de la transformación digital y entiende que la única forma de acceder a la innovación es mediante interactuar con las startups. Y la mejor manera es invirtiendo", afirma.
También para Ramondt la inversión es un proceso y va a demorar tiempo. "El rol del Gobierno va a ser fundamental en proveer incentivos fiscales o créditos a tasas bajas para ayudar en los primeros años el fondeo de los emprendimientos", sostiene.
Precisamente, la intención del Gobierno, bajo la gestión de Cambiemos, ha sido desde el comienzo incentivar el desarrollo del sector emprendedor. En ese marco, el Ministerio de Producción impulsa, por ejemplo, distintos programas de aportes. Uno de ellos es el Fondo Semilla. "Si tenés una idea, un emprendimiento productivo o un proyecto con impacto social, ambiental y/o con perspectiva de género, podés recibir asistencia técnica y acceder a préstamos de hasta $250.000", invitan desde el organismo. Para participar, es necesario elegir una incubadora, una institución que brinda desde asistencia técnica hasta asesoramiento financiero.
En la Argentina existen casi 500 incubadoras. Muchas están radicadas en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires, pero también hay varias en otras provincias como Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Misiones o Tucumán. La red se puede consultar en la página web del ministerio.
El Gobierno también ha impulsado el Fondo Aceleración, por el que buscó intermediarios para invertir en el desarrollo de emprendimientos sociales, tecnológicos o científicos que tuvieran alto impacto. En ese marco, fueron seleccionadas 10 aceleradoras, organizaciones que se dedican a asistir proyectos que ya se encuentran en marcha.
Todo esto es para Ramondt otra muestra de la evolución que hubo en la Argentina en materia de financiamiento. "Si se compara con hace cinco o diez años, está muchísimo mejor. Todo lo que era incubadoras y aceleradoras simplemente no existían. Hoy en día están levantando fondos de u$s 120 millones para invertir en emprendimientos", afirma.
En esa misma línea trabaja Embarca, que se encuentra actualmente armando un fondo de inversión privado para el que han buscado inversores locales. "Es un trabajo difícil, pero ofrecemos beneficio de impositivos que pueden deducir de ganancias. Encontramos bastante interés en los empresarios locales mendocinos", indica Terranova.
Ellos evalúan, básicamente, estas cuestiones: el equipo que integra el emprendimiento, el modelo de negocios, la escalabilidad del proyecto y el propósito. En su última convocatoria recibieron 85 postulaciones. "A los que nos gustaban mucho hicimos una entrevista para ampliar. Es difícil transmitir todo lo que querés decir. Es importante que trabajen en cómo cuentan lo que hacen", explica.
Distintas opciones
Para Ramondt, algo que deberían tener en cuenta las empresas en sus primeras fases es no pedir dinero al inicio. "Es un tema de confianza, de relación. Cuando uno va a pedir dinero a un banco, también hay que generar una relación. Es un tema de tiempos", explica. Por eso, en los comienzos lo más importante es tener clientes, algo que ayuda mucho a conseguir inversores.
Pero si las startups no necesitan tanto capital al principio, lo que sí requieren es ayuda y ahí entra el concepto de incubadoras y aceleradoras, con programas que asesoran desde cómo crear un producto hasta cómo validar un modelo de negocios, resolver cuestiones operativas o contactar clientes.
Ese es el enfoque que, por ejemplo, tiene desde hace ocho años NXTP Labs, para minimizar la tasa de empresas que fracasan y, a la vez, colaborar en la forma de conseguir mayor financiamiento a través de la coinversión.
"Es un tema de confianza, de relación. Cuando uno va a pedir dinero a un banco, también hay que generar una relación. Es un tema de tiempos."
Mark Paul Ramondt, director de Estrategia de la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA)
NXTP Labs tiene tres alternativas de opciones de financiamiento para startups. El primero, un fondo orientado a aquellas que están por lanzar el producto al mercado y va desde un aporte de u$s 25.000 hasta 500.000. Comenzó hace siete años y, en este tiempo, ya han invertido en unas 200 compañías. Otra de las opciones es un fondo nuevo para expansión o para empresas en crecimiento, del estilo de las series A y B de capital de riesgo. Son inversiones que van desde los u$s 500.000 hasta los 5.000.000. Finalmente, la tercera opción la denominan fondos "sidecar" y son complementarios.
"Lo más importante es que funcionan como aval -considera Ramondt- Si NXTP Labs o Wayra te invierten significa que has pasado la selección de ellos. Es como entrar en una buena universidad".
Wayra es la aceleradora de empresas de tecnología del grupo Telefónica. Actualmente dirige sus inversiones a empresas maduras de base tecnológica que cuentan con un modelo desarrollado y están buscando su escalabilidad, pero no siempre fue así. Cuando empezó a operar en el ecosistema emprendedor argentino, invertía en empresas que apenas eran ideas o "presentaciones en PowerPoint", relata Karen Mirkin, Business Manager de esta institución.
La aceleradora destina hasta u$s 1 millón en total por año para apoyar algunos proyectos en la Argentina, tanto como aportes de dinero como en servicios de aceleración. Elige entre seis y diez empresas por año que ya tienen un modelo de negocio desarrollado, algo que para esta ejecutiva es una muestra de la forma en la que "fue evolucionando" el entorno durante estos años. "No se dio solamente por mayor educación y por mayor desarrollo de las habilidades de los emprendedores, sino que hubo un ecosistema que lo acompañó, tanto del Gobierno con cambios en la legislación como en las demandas de las empresas que empiezan a adoptar otro tipo de soluciones", considera.
En ese sentido, Mirkin cree que incluso los fondos de capital de riesgo ya han empezado a poner un ojo tanto el país como en la región, algo que "empieza a demostrar la solidez del mercado". "Empezamos a tener empresas que empiezan a dedicarse a industrias calientes a nivel global como fintech y big data, lo que comienza a posicionar a la Argentina de otra manera", asegura.
En el programa de aceleración, Embarca invierte u$s 35.000 en proyectos y buscan una coinversión del Ministerio de Producción. "Tenemos un propósito importante con el ecosistema emprendedor de Mendoza", explica Terranova. Los proyectos que se postulen a las convocatorias pueden ser de otras provincias, pero en el caso de ser seleccionados sí o sí tienen que ser desarrollados en esa provincia. Para eso, tienen que estar por lo menos cinco meses disponibles allí y generar un vínculo local.
Algo similar sucede con el Centro de Innovación Tecnológica, Empresarial y Social (Cites), la incubadora de Sancor Seguros. Ubicada en Sunchales, en la provincia de Santa Fe, esta institución ofrece desde espacios de coworking hasta inversiones de u$s 500.000. Eso sí: los proyectos tienen que ser desarrollados en esa ciudad.
De mayor a menor
Estas son las principales fuentes de financiación a las que puede acudir una startup en la Argentina:
Tres efes. Comúnmente llamado segmento "family, friends and fools", es el primer escalón. Es fácil de convencer, pero aporta montos relativamente bajos.
Se trata de un concepto anglosajón que incluye “fools” (tontos), que en realidad son los entusiastas por las novedades.
Aportes del Gobierno. A través del Fondo Semilla, un proyecto puede recibir asistencia técnica y acceder a préstamos de hasta $ 250.000.
Hay varios planes dedicados. Los más conocidos son el IncuBAte del gobierno porteño y el concurso Innovar del Ministerio de Ciencias nacional.
Incubadoras y aceleradoras. Hay una red de casi 500 incubadoras que ayudan a que los emprendimientos den sus primeros pasos. También hay aceleradoras, que trabajan con proyectos que ya están en marcha. NXTPLab y Wayra son algunos de los principales jugadores en este ámbito.
Inversor ángel. Puede ser tanto una persona física como privada y suelen aportar menos de u$s 500.00. También hay clubes, como Cygnus Angel Club, Emprear o IG Angels.
Venture capital. Es la opción de financiamiento mayor para las startup en una fase temprana. Algunos ejemplos en la Argentina son Jaguar Ventures o Draper Cygnus.
Fondos de inversión. Son corporativos e invierten en empresas que ya están funcionando. Grupo Pegasus, Advent International y Humus Capital son algunos de los integrantes de la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla.
--
Nota publicada en el suplemento Innovación que acompañó al diario El Cronista Comercial del 19 de junio de 2018.